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Seres mitológicos Aztecas: Criaturas de la mitología azteca

En la mitología azteca existen una multitud de seres, con diferentes características y poderes. Algunos de ellos son dioses, pero otros otros no tienen esa categoría. Abocado a lo último, presentamos algunos seres mitológicos de la mitología azteca. 

Criaturas mitológicas aztecas

Muchas mitologías del mundo (y la azteca no es una excepción) cuentan con una multitud de dioses más o menos antropomórficos (no tanto quizás como los grecorromanos). Sin embargo, también hay seres con grandes poderes, a veces apariencias terroríficas; que no precisamente son deidades. Aunque, claro está, sobresalen respecto a los hombres y mujeres por sus enormes capacidades.

Cihuateteo

Cihuateteo en el mundo azteca hace alusión a una multitud de espíritus femeninos, las cuales regresaban a la tierra en determinados días luego de cumplir cuatro años de servicios al dios Tonatiuh en el Tonatiuhichan.

Eran almas de mujeres nobles muertas al dar a luz y se las honraba como guerreras caídas, al igual que se podía honrar a un hombre al caer en el campo de batalla. Su esfuerzo podía animar a los hombres en sus lides, se creía que acompañaban a los batalladores al cielo y también guiaban las puestas del sol hacia el poniente.

La apariencia de las Cihuateteo no era muy halagüeña. Eran seres cadavéricos, de figuras femeninas, con rostros pálidos y unas vestiduras coloridas hechas de encaje. Estas personificaciones pueden tener ciertas vinculaciones con la llorona, apareciendo en los costados del camino; pero también teniendo grandes poderes de presagio.

Gigantes

Su nombre era Quinametzi y en verdad era una raza de gigantes de la mitología mesoamericana. Dentro de la Leyenda de los Soles, en los tiempos del mito, fueron la humanidad creada con el Sol de la lluvia. Su gobernante, entonces, era Tláloc, a quien le correspondió ser el sol en la tercera época cosmogónica.

Los gigantes murieron finalmente quemados, producto de que Quetzalcóatl hizo que lloviera fuego. A estos seres se les daba fama de constructores de la ciudad de Teotihuacan y la Gran Pirámide de Cholula. De hecho, el pueblo tlaxcalteca relataba que en tiempos cercanos a la conquista española ellos habían luchado contra los últimos gigantes.

Tlahuelpuchi

Tlahuelpuchi es una entidad sobrenatural, que por lo general es un ser femenino, aunque algunas versiones hablan de uno masculino. Son seres que se alimentan de sangre, a pesar de su apariencia humana. El dato de horror lo dan que la calidad de su alimento, es decir, la sangre, aumenta con la juventud de su víctima. Existen, en ese sentido, imágenes de ellos devorando bebés.

Tlahuelpuchi se puede traducir del idioma náhuatl como «sahumador luminoso» y eso se debe a que poseen la habilidad de convertirse en vapor, provocando un importante sueño a sus víctimas. Los nahuales son sus antepasados, porque también se pueden convertir en animales.

Otro rasgo que podemos describir de estos seres, sobre todo en caso de los femeninos, es el control mental, aunque en verdad eso se logra con el vapor mencionado. Eran una mezcla, usando terminología occidental, de magos con vampiros.

Chaneque

Todas las mitologías poseen una suerte de duendes y aquí no hallamos excepción. Un chaneque era un ser de apariencia infantil, de altura como máximo un metro, que cuidaba de los animales y los espacios naturales como selvas, bosques, manantiales y lagunas.

Poseían una personalidad sumamente traviesa, dedicándose a esconder, agitar o simplemente destruir objetos. Asimismo, podían adentrarse en los hogares, en un principio para jugar con los niños, aunque luego estos serían raptados para volverlos sus sirvientes.

Había dos tipos de Chaneque: los blancos, de un aspecto agradable y juventud, que traían buena suerte; los negros, que poseían deformidades y alteraciones en el organismo, además de llevar enfermedad, oscuridad y problemas hacia donde se dirigieran.

Cipactli

Su nombre a castellano se puede traducir como «lagarto negro». Era un monstruo marino mitad pez, mitad cocodrilo, que en cada una de las conexiones de su cuerpo tenía una boca. A raíz de esto poseía un hambre voraz e infinita.

Asimismo, su nombre coincidía con el primer día del Tonalpohualli, que era el calendario sagrado azteca. Esto era probablemente en honor a los dioses que crearon el cielo y la tierra, porque lo hicieron con el cuerpo de la mencionada bestia. Lo partieron a la mitad, emplazando una parte encima de la otra.

Por lo tanto, Cipactli era el primer ser marino, una entidad primigenia en una cosmogonía que culminó con la creación de la tierra y el cielo (para que haya hombres hubo la necesidad de colocar árboles entre medio).

Xicalcóatl

También se la conoce como la serpiente de jícara, con unas escamas tan brillantes que daban la apariencia de estar bien pulidas o lustradas. Según la mitología poseían diversos tamaños, pero tenían el rasgo llamativo de poseer una jícara en su lomo, con la cual cazaban seres humanos. La jícara era una especie de recipiente, por lo general de arcilla.

El modo de operar de este ser mitológico era bastante eficiente. En los cuerpos acuosos se sumergía, dejando solo la jícara, bonita y colorida, sobre la superficie. Esto atraía a las personas, lo que finalmente servía como un señuelo para su caza. La persona se acercaba, el animal se alejaba y con olas que producía lo terminaba ahogando.

Centauro de mesoamérica

En realidad no eran muy diferentes de los centauros de otras mitologías, como la griega. Estos seres, que por su poder físico eran muy temidos, del torso hacia arriba eran humanos y del torso hacia abajo caballos.

Algunas historias legendarias dicen que estos seres fueron los que ayudaron a los españoles en su conquista de América.

Ahuízotl

Se lo conoce como el «espinoso de las aguas» y habitaba en sitios acuosos como lagos, manantiales y ríos. Era descrito como un ser de tamaño de un perro, con orejas puntiagudas y pequeñas, de cuerpo liso, negro y pelo corto. Contaba también con una larga cola y en su extremo una mano de humano.

Era una bestia con preferencia por la carne humana, de ahí que se dedicara a la caza de estos, sobre todo pescadores ya que compartían su hábitat. Su método para atrapar personas era chillar como el llanto de un niño, siendo atraídas sus potenciales víctimas y luego, en la cercanía, agarradas con esa cola que poseía una mano en su extremo.

Un dato peculiar de los muertos que generaba esta criatura es que aparecían unos días después, pero sin uñas ni dientes ya que esta era la parte atractiva o crocante que gustaba comer el ser mitológico.

Xochitónal

Xochitónal en la mitología azteca era una iguana de dimensiones colosales, sumergida en las aguas negras del Apanuiayo, uno de los lugares por donde tenían que pasar los muertos de camino al Mictlán o inframundo.

Otras fuentes lo presentan como un guardián del séptimo obstáculo, uno de los tantos que debía atravesar el muerto o alma en su viaje al descanso definitivo. El alma debía toparse finalmente con Mictlantecuhtli o dios del inframundo.