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La caja de pandora

Leyenda de La caja de Pandora

Según cuentan los antiguos relatos, hubo un tiempo en el que las mujeres no existían en el mundo: sólo había hombres. Semejante realidad terminó cuando Zeus fue a ver a Hefesto y le ordenó al gran forjador que hiciera una mujer de barro. Llamaron a ese ser Pandora y le insuflaron el aliento de la vida. Luego se la dieron a Epimeteo como esposa.

Sin embargo, el rey de todos los dioses no estaba siendo amable; en el fondo cavilaba un plan maléfico ya que Prometeo, el rebelde, era hermano del joven Epimeteo. Zeus le dio a éste una caja con una llave y advirtió a la flamante pareja que nunca miraran su interior. Epimeteo y Pandora estuvieron de acuerdo.  El Dios del rayo sabía que el joven titán nunca soportaría la tentación; sin embargo, fue su amada quien cedió a al curiosidad. Se arrastró silenciosamente, mientras su esposo dormía y tomó la llave.

La caja poseía en su interior muchas realidades desagradables, insospechadas y todas podían volar, realidad que sorprendió a la pobre Pandora. Al abrirla primero salió la ira, luego se escapó el dolor, los celos, la decepción, la avaricia y la vejez. A semejante vuelo intempestivo se añadieron una variedad de enfermedades que solo podían ocasionar desdicha a la humanidad.

Pandora estaba asombrada y horrorizada ¿Qué demonios había hecho? Pronto todas las cosas habían escapado, todas, excepto una. Mientras miraba dentro de la caja, se dio cuenta con lentitud que había quedado una pequeña cosa denominada esperanza; estaba atrapada. Pandora suspiró y la dejó ir. La mujer sabía que si había esperanza, por más pequeña que sea, la raza humana podría seguir adelante sin importar lo que sucediera.