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Dioses Incas de la mitología

La civilización inca fue una de las más importantes precolombinas, con cultos y dioses tan variados que podrían sorprender a todo el mundo. A continuación presentamos una selección de dioses incas de la mitología con información. 

Dioses Incas

Los incas también fueron otra de las grandes civilizaciones de la américa precolombina, dejando rastros de cultos importantes y dioses diversos. Estos forman un panteón lo bastante variado y aquí ponemos sus principales.

Viracocha

Viracocha es el dios creador, la esencia del origen y se considera la primera divinidad por excelencia de los peruanos. Se dice que surgió del agua y posteriormente creó el cielo y la tierra. Su culto en un inicio estaba destinado exclusivamente a la nobleza.

Se podría decir que Viracocha por su preeminencia es el equivalente al Dios cristiano, también es conocido como la deidad de las varas o báculos, además de ser padre de la primera civilización. Si bien existen muchos relatos sobre él, todos coinciden en darle una naturaleza creadora.

Inti

Inti es la representación del sol, uno de los dioses más venerados en el mundo inca y una deidad sumamente significativa. Quizás es la divinidad que tomó más protagonismo en la época imperial, hijo del creador del universo Viracocha y considerado antepasado de los reyes incas.

Es una deidad muy significativa desde el momento que representa al sol, que con sus rayos de luz le da vida a muchos elementos esenciales, como las cosechas. Grandes fiestas había en su honor, las que estaban vinculadas a los solsticios de verano e invierno.

Mama Quilla

Ella es una divinidad hermana y esposa de Inti, considerada esposa lunar. Estaba vinculada a la marca de las cosechas, al matrimonio, al ciclo menstrual,  y considerada una de las defensoras de las mujeres o del universo femenino. Es decir, es una simbología femenina que servía como contrapartida al lado masculino que representaba el sol o Inti.

Las mujeres andinas de todas las edades acudían con gran fervor a ella para solicitar acompañamiento en los diversos momentos de la vida. Sus rasgos era el encanto y la belleza, también anunciaba los períodos de fertilidad, ofrecer protección a las niñas, ayudar en el bienestar de los bebés al nacer e incluso el poder sanar ciertas enfermedades ligados a los órganos reproductores femeninos.

Pacha Mama

Esta divinidad, Pacha Mama, era el máximo símbolo de los dioses incas, ya que era la protectora de la naturaleza. Su significado quiere decir «Madre Tierra». No solo cuidaba de lo material, tan importante para el hombre inca, sino también de lo espiritual. De hecho, en épocas de sequía o de excesiva lluvia esos fenómenos podían ser entendidos como castigos de esta divinidad, a la que no le cumplían sus peticiones.

Se pensaba que la Pacha Mama era quien brindaba la protección en los campos, cuyas cosechas eran las principales producciones de los incas. En la actualidad siguen produciéndose ritos de honor, invocándola para las cosechas. Darle de comer y de beber a la Tierra Madre en un hueco del suelo y luego danzar a su alrededor es aún hoy muy normal.

Illapa

Illapa es un importante dios de la mitología inca, vinculado a la lluvia, el trueno, el rayo, también es el encargado de eliminar la sequía y enriquecer a la tierra. Si se quiere es una divinidad del clima, algo tan preciado por el mundo inca porque dependía su supervivencia. También se lo vinculaba a la batalla.

Se lo representaba como un hombre de brillantes vestimentas, que llevaba un garrote y piedras, además una imponente honda que representaba el trueno. Con el movimiento de esta se producían los relámpagos.

Supay

Supay en el mundo mitológico inca es el señor del inframundo, por lo cual puede ser catalogado como sencillamente malo, por lo menos en un principio. Podía ser una divinidad peligrosa para quienes no le dieran el debido respeto, aunque también por su gran poder muchos lo adoraban. Asimismo, también era quien guiaba en el camino de los muertos, una función que suele denominarse psicopompo.

Tenía sus propios rituales, ofrendas y altares, porque muchos individuos querían ganarse los favores de este numen. Si bien se lo comprendía como malo, su figura podía mixturarse en ciertos relatos con determinada bondad o como agente que equilibraba la balanza entre el bien y el mal.

Apus

Desde las épocas preincaicas los Apus son considerados montañas vivientes o espirituales en variadas poblaciones del mundo andino. Eran pensados como protectores divinos que brindaban ayudas y escuchaban las súplicas de los moradores. Sí, es correcto mencionarlos en plural, porque en verdad eran representaciones de las múltiples montañas que existieran.

Un dato curioso de estas figuraciones espirituales de las montañas es que preexistieron al Imperio Inca y siguen manteniéndose aún hoy, tras siglos de la caída de aquel. Se les rendía tributo y también, por su elevada altitud, se los consideraba mediadores entre el pedido humano y el mundo celestial de los dioses incaicos.

Mama Sara

Los incas tenían en el maíz no solo un alimento primordial, sino también un refugio o receptáculo espiritual. Esta civilización vestía algunas plantas de maíz como muñecas a la hora de representar a Mama Sara, quien era la divinidad madre del maíz o de los granos.

Para los incas esta divinidad era sumamente importante, ya que consideraban que a ella le agradaban los cultos y ofrendas que le ofrecían, recibiendo como recompensa una abundante cantidad de maíz. El maíz, es importante recordar, no solo era alimento, sino que con él también realizaban su principal bebida, la chicha y el pan ceremonial.

Mama Cocha

Mama Cocha era considerada la diosa de las aguas, coincidiendo también con los otros elementos. Esto de algún modo explica su importancia. Ella era muy venerada en el mundo de las costas peruanas porque otorgaba mares calmos, una buena pesca y también evitaba cualquier fenómeno acuático que pudiera perjudicar al ser humano, como los maremotos.

Esta era una diosa, por lo cual representaba el universo femenino. Todos los cultos hacia dicha divinidad, entonces, eran protagonizados por mujeres. Las peticiones eran hechas de manera individual o colectiva, en zonas como lagunas o manantiales.