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Leyendas Cortas muy Asombrosas

Las leyendas son relatos fantásticos que pueblan la tradición, eminentemente oral, en todos los países de este vasto mundo. A continuación, como en ningún otro, presentamos leyendas breves asombrosas y curiosas. 

Leyendas cortas asombrosas

1- La llorona

Esta es una leyenda muy popular en México, pero se la conoce en muchos otros países de habla hispana, en la mayoría de los casos con pequeñas modificaciones. Este es un fantasma tenebroso con forma de mujer que aparece durante la madrugada, asusta a los paseantes del momento y dice «Ay, mis hijos» o «¿Dónde estarán mis hijos?».

En verdad el ánima de esta mujer sufre un tormento eterno porque en vida asesinó a sus hijos, en una suerte de fulgor de locura por ser rechazada por su mismo marido. Existe otra versión que asocia a esta alma en pena terrorífica la figura de La Malinche. Ella fue traductora e intérprete de Hernán Cortés mientras este realizaba la feroz conquista de América, en el actual México ¿Y porqué estaría tan apesadumbrada La Malinche? Precisamente porque se culparía o la culparían (ella tomando conciencia) de las atrocidades cometidas por los españoles sobre los pueblos originarios precolombinos.

2- El coco o el viejo del saco

Esta es otra leyenda hispana, por lo que pensar en su lugar de origen se vuelve difícil: hay adaptaciones en todos los países de América Latina. Según el relato fantástico, existió un hombre llamado Francisco Ortega, más conocido como «El Moruno», el cual estaba enfermo de tuberculosis a principio del siglo XX. Se encontraba tan desesperado en la búsqueda de una cura para su enfermedad que acudió a una curandera. La misma le dijo que solo podría liberarse de su mal si bebía sangre de los niños y frotaba en su pecho sus grasas. De esta manera, «el Moruno» secuestró a un niño llamado Bernardo de siete años, metiéndolo en una tela en forma de saco, para abril su axila y beber su sangre.

De esta manera, el Cuco o Coco es conocido por andar en las calles con un saco negro, buscando a niños que vagan en el camino o se portan mal.  Así que siempre es mejor, como consejo de madre o abuela, para los pequeños acostarse temprano y quedarse en su hogar.

3- Luz mala

Este es un mito gauchesco, por lo tanto muy extendido en Uruguay y Argentina. En sí aquí no tenemos un personaje como un alma, un monstruo o lo que fuere, sino un haz de luz fluorescente de brilla sobre el suelo en las noches prolongadas de las llanuras de la zona. Entonces, los aldeanos siempre se asustaban si veían esta iluminación en el horizonte, ya que pensaban que la luz simbolizaba las almas perdidas que vagaban tras la muerte por no haber recibido un bautismo cristiano.

Para culminar, estos relatos contaban que si un hombre o mujer se acercaba a la luz, lo que descubría eran objetos metálicos o de pueblos originarios. Pero eso no es todo: mirar el brillo fluorescente ocasionaba en el curioso una ceguera inmediata, además de que un gas pestífero salido de los mismos objetos generaban una muerte repentina.

4- El Silbón

Un relato muy conocido en el mundo hispánico, sobre todo en Colombia y Venezuela. El Silbón era el fantasma de un hombre joven que había matado a su padre por no haberle traído las tripas de ciervo que le había pedido (otro relato menciona que el muchacho se había levantado contra su padre porque este era alcohólico). Pero esto no queda ahí: el abuelo, a modo de castigo, lo hizo colgar en un poste para propinarle latigazos y limpiar sus heridas con ginebra. Luego, para más venganza, el joven fue encerrado junto a dos perros rabiosos y hambrientos en una jaula.

Es ahí que culminó la tarea del abuelo con una maldición al nieto, que tendría que cargar con los huesos de su padre por la eternidad como alma en pena. Desde entonces, en algunas noches se puede oír al espectro que silba: con un orden inverso respecto a la sonoridad ¿Qué quiere decir esto? Si al Silbón lo escuchas cerca, no te preocupes, porque está lejos; pero si lo oyes lejos, tienes que huir a un lugar seguro. Si la persona es un hombre mujeriego debe temer: son las víctimas predilectas de el Silbón.

5- La Sallana

Esta es una leyenda mexicana de época colonial.  Es una mujer espectro, un alma en pena, que se le aparece tanto a borrachos como a chismosas. Y esto se debe a que los chismes le arruinaron su vida. Es que cuando vivía estaba felizmente casada y tenía un hijo. Sin embargo, le llegaron los rumores que su marido le era infiel con su madre ¡Una gran tragedia! Tan grande, que la mujer no pudo contener su locura. Enloquecida, la Sallana asesinó y descuartizó a su marido, mató a su hijo y también hizo lo propio con su madre. Justamente por el pecado de haber realizado semejantes crímenes a toda su familia está destinada a vagar eternamente sola.

6- La princesa y el pastor

La princesa Orihime, también conocida como la princesa tejedora, realizaba vestidos para su padre, las mismas nubes del cielo,  a orillas del río. Su padre era el rey celestial. Sin embargo, nuestra protagonista se enamoró de un pastor, cuyo nombre era Hikoboshi. En un principio su relación se desarrolló sin dificultades, pero luego, ante tanto amor, comenzaron a descuidar sus tareas esenciales.

Al ver que esta situación no se solucionaba, el poderoso rey celestial decidió separarlos como castigo, convirtiéndolos en estrellas. Sin embargo, los enamorados pueden volver a verse una noche en el año, el séptimo día del séptimo mes.

7- La Ciguapa

Este es un ser monstruoso como parte de una leyenda de República Dominicana. En sus apariciones está desnuda, con un largo cabello, vagando por los montes con los pies al revés o en ocasiones la cabeza. Sin embargo, el mero encuentro no es fatal si se la sabe cómo tratar. Si el hombre se encuentra a esta chica no puede verla a los ojos, porque quedará prendido como si fuera una moderna sirena. A primera vista se presenta como una mujer tímida, que seduce a los hombres, haciendo que la acompañen en el interior de los bosques para que no sean vistos nunca más.

8- La leyenda de Aka Manto

«Aka Manto» significa capa roja en japonés y es una leyenda urbana de dicha nación. Según el relato fantástico, Aka Manto fue siempre una mujer humillada en su colegio. Luego de morir, permaneció en un curioso lugar: en los retretes de las mismas mujeres. Por lo tanto, cuando una muchacha va al baño, suele escuchar una voz misteriosa que le pregunta: «¿papel rojo o azul?». Existen diferentes versiones de la muerte que le toca a la persona que contesta ante semejante interrogante, pero el hecho es claro: en todos los casos, es imposible librarse de la misma.

9- La leyenda de la flor del Ceibo

Anahí era una joven guaraní que vivía a orillas del río Paraná, de rostro feo; pero de un hermoso canto. Cuando los conquistadores llegaron a su pueblo, hubo un enfrentamiento y la mujer fue apresada con los sobrevivientes. Por fortuna, logró escaparse en la noche, pero no duró mucho la suerte: un centinela la descubrió y ella lo asesinó. Entonces, al volver ser atrapada fue condenada a muerte.

A la muchacha la ataron a un árbol para quemarla en la hoguera. Cuando el fuego comenzó a arder, el mismo cuerpo de Anahí parecía una llama roja: en ese momento es cuando empezó a cantar. Cuando el fuego, finalmente, se consumió, al otro día, en lugar del cuerpo de la joven desdichada había un manojo de flores rojas. Hoy a las mismas se la conoce como la flor del Ceibo, un icóno nacional para la Argentina.

10- La leyenda del Baca

Esta es una leyenda mexicana que tiene como protagonista un ser llamado el Baca. Era una criatura en forma de sombra que los hacendados hacían aparecer para proteger sus propiedades y ahuyentar ladrones, a partir de un pacto realizado con los demonios. El Baca tiene la capacidad de transformarse en cualquier objeto, pero no de hablar. Su misión es clara: proteger las propiedades y herir a quienes se acerquen. En las noches, en la cercanía de los sitios protegidos, se pueden escuchar gritos aterradores del espíritu. Atemorizados, los pobladores vecinos venden sus propias tierras: por lo tanto esta criatura no solo protege lo que el hacendado ya tiene, sino que lo ayuda a aumentar su propiedad.

Leyendas cortas para niños

11- Ubuntu

Un antropólogo visitó un poblado africano; quería conocer su cultura y valores fundamentales. Así que se le ocurrió un juego para niños, poniendo una cesta llena de frutas y diciendo que el primero que llegara al árbol se la quedaría. Pero cuando el hombre indicó que iniciaba el juego ocurrió algo insólito: los niños comenzaron a correr juntos tomados de la mano. Como, entonces, llegaron al mismo tiempo, todos disfrutaron del premio y compartieron las frutas.

El estudioso, perplejo ante semejante accionar, les preguntó por qué habían hecho eso, cuando uno solo podría haberse quedado con todas las frutas. Uno de los niños, llamado Ubuntu, respondió: «¿cómo va a ser feliz uno de nosotros si el resto se encuentra triste?». El hombre quedó estupefacto ante la sensata respuesta del pequeño. Lo que no sabía era que Ubuntu es una antigua palabra africana que en la cultura Zulú y Xhosa significa: «Yo soy porque nosotros somos». Es una filosofía de vida que habla en favor de la cooperación y que con ella todos pueden estar alegres.

12- Las manchas del guepardo

Existe una leyenda africana que cuenta cómo el guepardo consiguió sus familiares manchas. Un día una mamá guepardo creyendo que sus crías habían sido robadas por un cazador sin escrúpulos decidió abandonar su presa e ir a la búsqueda de sus pequeños. La madre buscó y buscó, tanto que el cazador también se quedó con sus presas, que tanto esfuerzo le habían costado conseguir al felino. Al volver, descubrió que se había quedado sin comida y, para colmo, sus cachorros no aparecían. Tanto lloró el guepardo que sus lágrimas fueron creando manchas en su piel.

Al final, de todos modos, luego de tanto llorar, sus pequeños fueron recuperados y el guepardo se enteró que el cazador fue castigado por otros humanos, por sus malas artes robando y aprovechándose de los demás. Las manchas del animal quedaron como un símbolo de honor y respeto hacia este.

13- El duende del arcoíris

La leyenda cuenta que justo en el lugar donde el cielo toca la tierra suelen aparecer seres increíbles, muy pequeños, llamados duendes. Ellos se caracterizan por llevar una olla repleta de oro, pero suelen ser invisibles ante el ojo humano. Solo se los puede vislumbrar cuando aparece un arcoíris, pues ese es el puente de unión entre el cielo y la tierra.

Estos duendes, se dice, tienen barbas rojas, sombrero y vestimenta verde, se encuentran localizados al final del arcoíris y además de ser escurridizos son muy inteligentes. Se los conoce como Leprechaun y a pesar de su tamaño, cuentan con apariencia de viejos. Si se los halla, al mínimo descuido desaparecen. La única manera de capturarlos es mirándolos fijamente y atándolos al pie derecho con una cuerda gruesa. Ante la desesperación, la criatura puede ofrecer su olla de oro al captor. Pero estos pequeños son expertos en travesuras y engaños, así en un parpadeo pueden esfumarse.

 14- El niño descalzo

Pierre era un pequeño que había perdido sus padres y vivía con una tía muy mala. Esta era tan malvada que no le daba cariño, no lo atendía ni siquiera en su cumpleaños y prefería quedarse con el dinero antes de comprarle al niño unos míseros zapatos. Pierre, de todos modos, se tallaba el mismo unos zuecos con la madera.

El 24 de diciembre nuestro protagonista estaba feliz, porque sabía que venía Papá Noel. Deseoso de llegar a su casa y dejar sus zuecos junto a la ventana, salió de la Misa del Gallo, observando a un niño muy pobre titiritando de frío en el rincón de la acera. No tenía zapatos y vestía de blanco. A Pierre le dio tanta pena que se quitó los zuecos y se los ofreció al niño.

La tía, al observar a Pierre medio descalzo entró en cólera. » ¡Ya has perdido tus zuecos! Ahora querrás tallar nuevos con otro de mis troncos. Me lo tendrás que pagar. Por malo, esta noche no vendrá Papá Noel, sino el látigo y te regalarán carbón». El pequeño se fue muy triste a su cama y dejó el zueco que le quedaba, junto a la chimenea.

Sin embargo, al día siguiente Pierre se levantó muy temprano y observó una maravillosa sorpresa: había recibido todos los regalos que deseaba. Abrigos, ropa nueva, algún juguete y utensilios para el colegio ¡No lo podía creer! El jovencito fue corriendo, lleno de felicidad, a la ventana y su intriga se resolvió: Papá Noel surcaba el cielo con su trineo y a su lado iba un pequeño niño de blanco, el que tenía su zueco ¿Quién era? ¡El niño Jesús!

15- El color de los pájaros

En los tiempos remotos todos los pájaros eran de color marrón y tenían gran envidia de las flores. Por lo tanto, decidieron llamar a la Madre Naturaleza para cambiar tan cruel situación. Ella, llena de sabiduría, lo aceptó; aunque solo puso una condición: tenían que pensar muy bien su color, ya que solo lo podrían cambiar una vez. El águila avisó que la Madre Naturaleza acudiría en unos días, el tiempo pasó y los pájaros estaban muy nerviosos pensando la tonalidad que elegirían. El ansiado momento llegó, todos alrededor de la gran madre y comenzaron a elegir sus colores.

La primera que decidió fue la urraca: «Quiero ser negra con algunas plumas azul cuando les dé el sol, blanco el pecho y también las puntas de las alas». La Madre Naturaleza tomó su paleta y coloreó, mientras los presenten hablaban de lo bien que había escogido la primera urraca.

El periquito fue el siguiente en escoger: «Yo quiero manchas blancas, azules y amarillas por todo el cuerpo». Todos estuvieron de acuerdo que esos colores lo favorecían mucho.

El pavo real, luego, se acerco contoneándose y con su voz chillona pidió:»Para mi hermosa cola quiero tonalidades que se vean desde muy lejos: azules, verdes, amarillos, rojos y dorados». Los demás pájaros sonrieron ya que conocían lo presumido que era el pavo real.

El canario se acercó veloz después: «Como me gusta mucho la luz, quiero parecerme al rayo del sol: píntame de amarillo.»

Por su parte, el loro llegó gritando: «Para que el resto de los animales me puedan ver, quiero que me pongas los colores más llamativos de tu planeta». Todos pensaron que era muy atrevido pedir ese deseo, pero el loro se alejó muy contento. Y poco a poco el resto de las aves fueron pasando por las sublimes manos de la Madre Naturaleza.

Cuando los colores habían acabado y los pájaros lucían felices sus nuevos vestidos, la Gran Diosa recogió sus utensilios y se disponía a irse. Pero de repente un grito le hizo volver la cabeza; es que venía desesperado corriendo un pequeño gorrión. «Espera, espera, todavía falto yo. Se me hizo tarde para venir». Sin embargo, la Madre Naturaleza le anunció que ya no quedaban colores. El gorrión triste, admitió que de todos modos el marrón no era muy mal color.

«Espera todavía me queda una pizca de amarillo», anunció sorprendida la Madre Naturaleza. Entonces el gorrión se acercó muy contento, la gran Diosa se acercó tiernamente con su gota de pintura y tocó con suavidad maternal la comisura del pico. Desde ese día, si ve a un gorrión estamos ante la presencia del último color que la Madre Naturaleza utilizó para pintar a los pájaros.

Leyendas cortas mitológicas

16- El robo del martillo de Thor

Esta es una leyenda nórdica muy conocida y de las más divertidas. Cuenta que Thor, uno de los grandes dioses vikingos, poseía un poderoso martillo, una herramienta tan letal que podía con un solo golpe vencer a cualquier enemigo, como, por ejemplo, los gigantes. Por desgracia, uno de éstos robó el instrumento del dios del trueno y anunció que no pensaba devolvérselo hasta que se casara con otra deidad, Freya, diosa del amor, fertilidad y la belleza. A Thor esto poco le importó, porque se hizo pasar por la diosa, disfrazándose y participando en la boda. Cuando el gigante, lleno de esperanza, le devolvió el martillo, Thor lo eliminó con todo su poder.

17- Odín en la fuente de Mimer

Siguien con otro relato de mitología nórdica, aquí se observa a Odín, el dios padre de este panteón, que fue a pedir un consejo a la fuente de Mimer. Este se encuentra en las raíces del árbol de la vida y contiene toda la sabiduría y el poder del conocimiento del mundo. Miner accedió a que Odín bebira del manantial, pero la sapiencia tuvo un precio curioso y caro: el gran dios rey tuvo que dejar su ojo izquierdo como prenda. Así lo hizo Odín, haciendo que su ojo, otrora parte de su cuerpo, se convirtiera en el mismísimo sol.

18- El mito de narciso

Hijo de Cefiso y Liriope, Narciso era un joven muy bello, atractivo, que según el sabio y adivino Tiresias viviría muchos años siempre y cuando no observara su reflejo. El joven generaba realmente admiración tanto en hombres como mujeres, era consciente de su aspecto llamativo, lo cual lo convirtió en un ser despreciable, soberbio y sumamente indiferente al sentir de todo otro ser que no fuera él.

Dentro de sus víctimas, perdidas en un gran amor no correspondido, se encontraban la ninfa Eco y el joven Aminias. A este último le entregaría una espada, con la cual el muchacho mismo se quitaría la vida. Sin embargo, el amante desafortunado, antes de morir, pidió a la deidad Némesis que finalmente Narciso conociera un amor no correspondido. Y la deidad, muy rápida, respondió: un día, al acercarse a beber, nuestro protagonista vio su reflejo en el agua del estanque y se enamoró estrepitosamente. Finalmente, intentando acercarse a su amado, Narciso se cayó al agua y murió ahogado.

19- Noppera Bo

El mundo japonés también aporta sus relatos y criaturas fantásticas. Los Noppera Bo son un perfecto ejemplo, porque estamos hablando de demonios que se semejan a seres humanos normales. Sin embargo, si se les toma una foto, la persona puede darse cuenta que no tienen ojos, ni boca o nariz. Y, lo más trágico, si se divisa a estas criaturas con rostro, es porque posiblemente lo han tomado hace poco tiempo de algún ser vivo.

20- La creación del universo

A todas las civilizaciones del mundo les ha interesado cómo el todo que existe, inclusive el hombre, ha comenzado a ser. Por lo tanto, derivan en explicaciones cosmogónicas o del origen del universo. China no es una excepción, por eso tiene su leyenda de Pangu o P’an-ku. Esta relata que al principio solo había caos, estando el cielo y la tierra unidos en el todo, concentrados en una especie de huevo negro. Dentro de él dormía un único ser, el famoso Pangu. Cuando este finalmente despertó se dio cuenta que estaba encerrado en el huevo, por eso procedió a romperlo. Esto hizo que la parte más ligera y clara saliera despedida y conformara el cielo; mientras que la inferior y más oscura creó la tierra. El gigantesco ser tendría, entonces, la cabeza en el cielo y los pies en la tierra, lugares que con el paso del tiempo se irían agrandando.

Sin embargo, tras ello nacieron más seres o deidades menores: el dragón, el Feng Huang, la tortuga y el Qilin. Junto con Pangu formaron las estaciones y los elementos. Sin embargo, el dios primordial (aunque suene extraño) no era inmortal, por lo que de su muerte surgieron gran cantidad de componentes del mundo. De su aliento surgió el viento, de los ojos el Sol y la Luna; de su barba las estrellas y sus huesos los minerales. Además, sus extremidades configurarían los pilares que separan el Cielo de la Tierra; y su sangre los mares.

Leyendas cortas mexicanas

21- El callejón del diablo

En la Ciudad de México hay un callejón en el que muchas personas han visto al diablo en forma de persona. La historia cuenta que un hombre no dio importancia al relato, pero que al pasar por ahí tuvo al mismo Satanás delante suyo. El Señor de las Tinieblas abrió la misma tierra para que se tragara al muchacho, pero no se sabe cómo pudo escapar y así poder contarlo.

Sin embargo, otro relato habla del famoso Julio, un auténtico criminal y estafador. Una persona tan vil que el mismo diablo se ofendió y lo descuartizo en este mismo callejón. Por lo tanto, el espectro o figura paranormal que se ve en la zona no sería el mismo diablo, sino el trapacero y delincuente Julio.

22- Los zopilotes y su color negro

Según cierto relato maya, los zopilotes, aves negras y de aspecto algo extraño, en verdad sufrieron un castigo en tiempos primordiales. Es que en algún momento fueron coloridos y con un vistoso plumaje, pero sufrieron la ira del dios Uxmal. Es que el portentoso rey tenía un festejo, pero al entrar al palacio para dar la bienvenida a los invitados dejó la comida descubierta en la misma terraza. Ante semejante descuido proverbial, estos pájaros antes conocidos como «chom» se hicieron un gran banquete.

Cuando el dios volvió entró en cólera, por lo que sus sacerdotes tomaron a los zopilotes y les quemaron sus plumas hasta dejarlas negras como el carbón. Después las cortaron y las molieron, creando una espesa sustancia negra. Los sacerdotes la vertieron sobre el ave y desencadenaron un conjuro. Desde entonces los zopilotes deben avergonzarse de su aspecto.

23- Los naguales

La historia de los naguales abreva en la América precolombina. Se dice que muchos dioses de las culturas nativas tenían la capacidad de cambiar de forma y adoptar la de un animal. Esta posibilidad, sumamente misteriosa, fue adquirida por brujos y chamanes, usándolo como recurso para la sociedad. Por lo tanto, lejos de ser terroríficas, estas criaturas sobrenaturales son deseables, emergen en situaciones de necesidad, de rescate y ayuda. Los naguales se apersonan con formas de animales y en la mayoría de los casos de noche.

24- El colibrí maya

Los dioses mayas, en tiempos pretéritos, le asignaron a cada animal una tarea específica. Sin embargo, al terminar con semejante tarea, se percataron que no había ningún ser que transportara ideas, los pensamientos y los deseos entre unos y otros. Para colmo se había terminado el barro y el maíz, que son los materiales con los que se había originado el resto de las cosas. Solo les quedaba una pequeña piedra de jade, por lo que decidieron tallarla y crear una pequeña flecha. Cuando finalizaron soplaron sobre ella y salió volando. Habían creado así un nuevo ser, al que llamaron  x’ts’unu’um, que significa colibrí.

25- La princesa Donají

Cosijopi, el último gobernador del Istmo de Tehuantepec, en el sur de México, tuvo una hija llamada Donají. Durante una guerra entre los mixtecos y los zapotecos la princesa fue capturada como rehén y luego decapitada. A pesar de que su cuerpo había sido sepultado, nunca se anunció dónde se encontraba su cabeza.

Mucho tiempo después, un pastor que surcaba tierra oaxaqueñas arrancó una azucena (también llamada lirio), pero al hacerlo descubrió lo que parecía una cabeza humana. Ante semejante hallazgo y conocer la historia, el hombre la trasladó al templo de Cuilapam, para que se reuniera con el resto de su cuerpo. Fue entonces cuando el alma de Donají pudo finalmente descansar en paz.