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El león y el ratón

Las fábulas siempre dejan enseñanzas. La Fábula del León y el ratón también, ya que la majestuosidad del león no pudo resolver el problema que si pudo hacer el pequeño ratón. Nos deja una enseñanza…nunca hay que desvalorizar a los demás!


Fábula corta de El león y el ratón de Esopo

Érase una vez, en el gran bosque, un majestuoso león descansaba a la sombra de un gran árbol. Estaba comprobando si había alguna presa en la distancia que pudiera cazar, pero en ese momento no vio nada interesante.
Así transcurrió la tarde lentamente. En el horizonte no había presas que atrapar y el vientre comenzó a retumbar de hambre.

«Tal vez sea mejor si salgo de aquí y salgo a cazar a otra área», se dijo a sí mismo, molesto por la idea de tener que levantarse.Pero justo cuando había decidido levantarse e irse, había un pequeño ratón justo delante de sus patas.

El león aprovechó la oportunidad y, con un tirón felino, bloqueó al ratón con su pata.
 El pequeño ratón, que esperaba no ser visto, comenzó a gritar de desesperación cuando sintió que estaba bloqueado.El león ya esperaba el pequeño bocado como aperitivo y se estaba lamiendo el bigote.

Pero el ratoncito, con lágrimas en los ojos, comenzó a rogarle.
- ¡No me comas, señor León, por favor no me comas!
 El león sonrió y comenzó a tirar del pequeño ratón hacia él con su pata.
»No me comas, señor León», continuó el ratoncito, «solo estarías satisfecho  durante unos minutos porque soy muy pequeño».

El león pensó que esto era cierto: ese pequeño ratón habría apaciguado su hambre solo por un momento de levantarse de allí.

– Y luego mis pequeños huesos se arriesgarían a ir de costado en tu garganta.
Esto también era cierto, pensó el león, que dejó de arrastrar el ratón hacia él.

– ¡Si me dejas ir estaré agradecido toda la vida! – Dijo el ratón al fin.
El león, movido más por el esfuerzo de tragar esa pequeña comida que por lástima por el ratón, lo dejó pasar.

Vaya ratón, tal vez algún día nos veamos de nuevo …
El pequeño ratón le dio las gracias solemnemente con gran agradecimiento y besando las pateas del león , y luego desapareció entre la maleza del bosque.

El león finalmente decidió ir en busca  otras presas. Entró en el bosque, pero después de haber avanzado un poco, de repente una trampa hecha de cuerda lo atrapó. El león comprendió de inmediato que esta era la trampa construida por algún cazador, y sabía muy bien que de ese tipo de trampas no había escapatoria.

El león tiró con todas sus fuerzas para intentar liberarse, pero cuanto más tiraba, más se ataba la corbata a sus patas y lo lastimaba. Después de muchos intentos, el león se resignó y comenzó a esperar su destino.Pero de repente sintió que algo trabajaba en la cuerda.Se veía mejor y notó que el ratón estaba tratando de cortar la cuerda con sus dientes afilados.

– No se preocupe, señor León, pronto volverá a ser libre.
 El león fue sorprendido por el gesto del ratón. Nunca esperó que un animal tan pequeño pudiera salvar su vida.
- Mi ratoncito, te salvé la vida, y ahora tú salvas la mía, ¡esto te hace un gran honor!
 Mientras tanto, el ratoncito trabajaba rápido royendo la soga para liberar al león de la trampa, y en unos momentos el león estaba libre.

– Señor León, cuando dé la palabra de honor, ¡guárdela!
- Ciertamente, mi pequeño ratón y muchas gracias por haberme liberado de esta terrible trampa. Ahora estamos parejos, y de por vida yo también te estaré agradecido.

Los dos se saludaron, y cada uno siguió su propio camino.
Pero el león había aprendido una lección muy importante: tienes que ser amable con todos, incluso con el ser vivo más pequeño, porque la ayuda más importante en la vida podría venir de allí.

Moraleja de la Fábula del león y el ratón para niños

Incluso los más pequeños pueden ser de gran ayuda, y los que son grandes y fuertes no deben ser matones. Hay que ser amables con todos, hasta con el que nos parezca más diminuto, porque un día la ayuda puede venir de esa persona.